la historia de pamelita
Pamelita era una excéntrica joven, que no creía en lo
paranormal. En clase, un grupo de jóvenes que si creían en eso, estaban
hablando sobre temas de fantasmas y todo eso. Pamela los miraba por encima del hombro;
como si fueran bichos raros. Una chica llamada Baquita del grupo se percató de
la mirada de asco de Pamelita, y se acercó a ella.
¿Oe de verdad crees en esas cosas?
En la sierra murió un hombre, y se dice que su alma no
descansa en paz.
¿Te apuntas a venir con nosotros, y compruebas la veracidad
de la existencia de los fantasmas?
Claro. Pringada, no sé si me das miedo tú con esa cara de
loca. Le respondió Pamelita con
frialdad.
Por la noche, Pamelita , La China ,Baquita y el grupo de chicos, fueron a la sierra, y
allí se adentraron en un sitio apartado de las casas de los que por allí
vivían.
Tazza y Mayorga, uno
de ellos, se sacó de la mochila, una ouija y una copa. La puso en el
suelo, e invito a Pamelita y a sus amigos, a poner los dedos
sobre la copa que se encontraba boca abajo. Una chica dijo:
Espíritus en pena, presentaos ante nosotros, y haced creer a
la incrédula Pamelita. Yo os convoco desde el mundo de los vivos, hasta la penumbra
de los lagos de fuego.
Pamelita sin quitar
el dedo de la copa, miraba a la chica con desprecio.
Esto es una estupidez, dejémoslo ya ¿creéis que me voy a asustar
por esto, panda frikis?
De repente un viento fuerte y frío, azotó la zona donde
estaban: una luz resurgió del tablero, y una llama proveniente del centro del
tablero, absorbió a Pamelita. Los demás (China, Baquita, etc.) chicos y chicas,
salieron corriendo de allí, como alma que lleva el diablo.
Seis meses después, ese grupo volvió al lugar de los hechos
y entre un árbol, apareció Pamelita, pero estaba quemada, con los ojos rojos
intensos, su pelo mojado, y sus ropas echan jirones. Pamelita se llevó al
infierno a los chicos y chicas del grupo, que vieron como la ouija se la tragó.
Los espíritus caprichosos, hicieron de Pamelita un alma en pena, que defiende
la existencia de los muertos y quién se atreva a insultar su memoria, se verá
sumergido en un tormento perpetuo.


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