CINCO INCREÍBLES HÉROES DE GUERRA

Simo Hayha se subió un día a un árbol en su Finlandia natal, camuflado de blanco para perderse en la nieve y armado con un fusil y un subfusil. La razón es que los soviéticos habían invadido su país en 1939 y decidió probar suerte como francotirador.
Con temperaturas oscilando entre los 20 y 40 grados bajo cero, durante tres meses este joven bajito (medía 1,52) acabó con 542 soviéticos, los cuales - temerosos - le apodaron la muerte blanca. Por si fueran pocas bajas las producidas por su fusil, habría que añadir otras 150 con su subfusil.
En total 705 rusos que dejaron la vida en los bosque fineses y que le valieron a Hayha el título de mejor francotirador de la historia. Finalmente una bala soviética explosiva le alcanzó en la cara arrancándole casi media mandíbula. Sus compañeros lo encontraron en coma y para su sorpresa, recuperó la consciencia el día en que acabó la guerra. Sobrevivió a sus heridas convertido en héroe nacional y falleció en 2002.
Yogendra Singh Yadav era miembro de un batallón de granaderos indio durante el conflicto con Pakistán de 1999. Su misión era ascender una montaña y neutralizar los tres bunkers enemigos de su cima. Se ofreció voluntario para ir abriendo el ascenso por el hielo y arrojar cuerdas a sus compañeros tras él.
Durante el ascenso recibió tres disparos, los pakistaníes mataron a la mitad de su escuadrón (incluido su mando), lo cual no logró frenarle. Una vez arriba, en un arranque de locura, corrió a través de las balas hacia el primer bunker. Durante la carrera recibió varios disparos más, pero logró arrojar una granada por una ventana matando a todos en su interior.
Después prosiguió corriendo hacia el segundo bunker, recibiendo más disparos. Alcanzó su interior y mató con sus propias manos a los cuatro soldados pakistaníes fuertemente armados de su interior.
En ese instante, los restos de su escuadrón alcanzaron la cima y no pudieron creer lo que veían. Entre todos alcanzaron el tercer bunker y lo finiquitaron sin problemas.
Por su valor mucho más allá de lo que establece el deber, recibió la más alta condecoración militar de la India.
Soldado aliado en la II Guerra Mundial y fanático del surf el capitán británico Jack Churchill, alias "Mad Jack", combatió en casi todos los escenarios bélicos de la gran guerra. Entre sus peculiaridades estaba la de combatir con una espada al cinto, que no dudaba en utilizar cuando tomaba al asalto las posiciones enemigas.
Entre sus otras habilidades militares estaba su dominio del arco y las flechas, que también usaba para intimidar las posiciones enemigas, o la gaita escocesa, que tocaba para enardecer a sus tropas antes de cargar contra el enemigo. Se le apuntan 42 soldados nazis y un escuadrón de mortero capturados en la noche con la sola ayuda de su sable.
En una de esas incursiones los alemanes mataron a todo su escuadrón. Cuando llegaron hasta él le encontraron tocando la gaita. Le internaron dos veces en campos de concentración, escapando en ambas ocasiones. Finalmente los estadounidenses lo encontraron vagando y lo enviaron de vuelta a Inglaterra. Pidió que se le devolviera al frente pero la guerra había acabado. Suya es la frase: "Si no fuera por esos malditos yankis, podríamos haber alargado la guerra otros 10 años".
Witold Pilecki, miembro de la inteligencia polaca, deseaba saber que era lo que sucedía en el interior de esos misteriosos campos de concentración que aparecieron en su país durante la II Guerra Mundial. Por ello, se dejó capturar por los nazis voluntariamente para investigar en persona lo que sucedía en esos lugares. El campo en el que decidió infiltrarse se llamaba "Auschwitz."
Durante dos años y medio, Pilecki informaba puntualmente de las salvajadas que sucedían en el campo como quien da el parte del tiempo. Cuando le quedó claro que los aliados no iban a hacer nada para remediarlos, escapó del campo por sus propios medios en 1943.
Se ve que este polaco le había tomado el gusto al riesgo porque tras aquello decidió combatir a la Gestapo en la revuelta de Varsovia. Los nazis volvieron a capturarlo y lo enviaron a otro campo de concentración del que salió tras acabar la guerra.
Pero ahí no acaba la cosa, tras quedar Polonia bajo el control de los soviéticos, Pilecki, que no simpatizaba con las ideas comunistas, decidió seguir infiltrándose e informando de los horrores del régimen. Aquello no gustó a los rusos, que lo capturaron y le condenaron a muerte tres veces. Hasta el regreso de la democracia, mencionar el nombre de este valiente en Polonia podía valerte un disparo.
Y acabemos con uno de los nuestros, porque también ha habido héroes militares españoles. Y entre ellos tal vez el más destacado es el almirante Blas de Lezo, apodado "mediohombre" por la cantidad de heridas sufridas en las batallas en que intervino. Perdió la pierna izquierda con 15 años, el ojo izquierdo en la defensa de Tolón y el brazo derecho durante el sitio de Barcelona, en 1714, a la edad de 25 años.
A pesar de todas sus heridas, este navegante de Pasajes, uno de los mayores estrategas que ha dado la historia de nuestro país, logró salir victorioso en cuantas batallas participó. La más recordada de sus gestas históricas es la de la guerra de la Oreja de Jenkins. En ella, defendiendo el puerto de Cartagena de Indias del ataque británico, comandado por el almirante Vernon, su nombre se hizo inmortal.
Al frente de unos 3.000 hombres y 6 barcos, Blas de Lezo, hizo frente y repelió a 24.000 hombres y 186 barcos ingleses. Esta flota es la segunda mayor que la Historia de la humanidad ha visto, sólo superado por la del Desembarco de Normandía. Los ingleses, tan seguros de su victoria, habían imprimido monedas celebrando la victoria de Vernon, pero no contaban con el genio del vasco, que desbarató todos sus planes.

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