buenas historias.: quien arrulla el bebe y la luz del pasillo.

quien arrulla el bebe y la luz del pasillo.

                                                   

quien arrulla el bebe:



Esta historia se suscita en el estado de Querétaro, México, aunque hay versiones en otros estados e incluso en otros países. Yo les contaré la versión que llegó a mis oídos...
Era una joven pareja, Roberto y Maricela recién acababan de contraer nupcias, los dos enamorados y recién casados buscaban donde comprar su vivienda, ya habían visto algunas opciones, pero por falta de presupuesto o cercanía con su lugar de trabajo o algún desperfecto en el lugar, no se convencían por ninguno; hasta que uno de sus vecinos de el lugar donde rentaban por el momento, les comentó de una casa muy cerca de su lugar actual de residencia, la casa era grande, hermosa, de dos pisos, con un gran jardín en el patio trasero, en el que había un hermoso rosal, que pesé al abandono y paso delos años, parecía como si alguien lo cuidase con total esmero.
La casa era de un familiar del vecino que había fallecido un par de años atrás, pero sin dar mas detalles del por que o como, menciono que la había heredado y que planeaba venderla, ¿el precio? Era casi regalado y aparte sumando el descuento que le hizo a la joven pareja por el aprecio generado en el tiempo de vecinos.
Tardo poco para que la pareja se cambiase a su nuevo hogar, en poco tiempo la que fuese una casa abandonada ya lucia como un a gran mansión, todo parecía perfecto, un feliz matrimonio, el acenso de Roberto en su trabajo y Maricela embarazada, todo iba viento en popa, ya habían pasado dos años sin novedad alguna; excepto por algunos comentarios que le hacían sus amigos a la pareja, como el que en ocasiones marcaban por teléfono a su hogar y les contestaba una muchacha con voz muy amable que incluso se ofrecía a dejar el recado, cuando se encontraban con vecinos en la calle, ellos juraban haber visto a una joven mujer asomada por la ventana del segundo nivel de la casa que les sonreía amablemente, que incluso les llegaba a saludar. Era muy raro ya que esa ventana era la del cuarto que tenían previsto para el bebé.
La pareja solo se reía de lo que les contaban, ya que eran muy escépticos y no creían en esas boberías, incluso pensaban en no bautizar al futuro niño.
Pasaron los meses y llegó el nuevo integrante de la familia, Mateo un lindo varón de 3 kilos, no podían estar mas felices.
El niño llegó a su habitación, la cual habían preparado con anterioridad, era toda de azul cielo, con avioncitos dibujados por todas las paredes del cuarto, una bonita cuna y una silla mecedora donde su madre podría alimentarlo y arrullar al niño.
El niño era muy bien portado, casi no lloraba y cuando comenzaba a intentar un berrinche, bastaba con ponerlo en la cuna, para que en cuestión de minutos se callara o quedara dormido o a veces el niño se despertaba llorando y en segundos se callaba, en una ocasión mientras comían y el niño estaba en su cuna, dormido al parecer, comenzaron a escuchar sus risitas y hasta carcajaditas del infante, al subir a ver al niño todo quedó en silencio de repente, pero la silla mecedora se movía sin motivo aparente, tomaron al bebé y lo bajaron con ellos a la mesa sin dar mas importancia a lo sucedido.
El exceso de trabajo de Roberto y el encerramiento de Marisela por cuidar al niño todo el día, comenzaba a pasar la factura a la feliz familia, que comenzaban a tener problemas entre ellos, nada grave, pero con buenos momentos de tensión al principio, las peleas comenzaban a subir de intensidad, y en una ocasión que no paraban de gritarse el uno al otro, y el niño no paraba de llorar ya que lo traía cargando Marisela de un lado a otro, mientras reñían, enojadísima fue a la habitación del bebé a ponerlo en la cuna para salir a pelear de nuevo con Roberto, entere sus gritos dejaron de escuchar el llanto de el niño, fue hasta después de una hora que se dieron cuenta que el niño ya no lloraba y que al contrario había pasado del llanto a las risitas.
Se vieron mutuamente y consternados, fueron al cuarto del bebé, al abrir la puerta se llevarían el susto de sus vidas, al ver que una mujer de apariencia joven flotaba sobre el suelo aparentemente sin pies, cargaba al pequeño niño consolando su llanto mientras volteaba a verlos con molestia. Roberto se acercó corriendo y con miedo para arrebatadle al niño, y salir corriendo del lugar...
La familia al día siguiente fueron por sus cosas y decidieron salir de ahí de inmediato.
Poco después el buen vecino contaría la historia, la joven mujer que se aparecía, era su prima, que igual que Roberto y Marisela se había casado y junto con su esposo habían comprado esa casa, habían tenido a su bebé pero éste había fallecido por la tan letal muerte de cuna (muy común en los recién nacidos), su esposo la dejó al poco tiempo y su único consuelo era cuidar ese rosal como si fuese a su pequeño hijo, poco tiempo después ella se quitaría la vida en el cuarto que fuera de su bebé.

La casa no ha sido habitada desde entonces, el rosal sigue siendo cuidado, y algunos cuentan se puede ver a la joven por las ventanas que se pasea entre los cuartos que dan a la calle.



la luz del pasillo:





Esta es la historia que me contó una amiga asegurándome que era real. Para preservar su identidad, pongamos que se llamaba Raquel. Raquel tenía un novio, al que llamaremos Raúl, y un fin de semana él la invitó a la casa de campo de sus padres. Era una fecha cercana al día de los enamorados, y la idea era hacer una escapada romántica.

Llegaron el viernes por la tarde a una casa aislada en la montaña, preciosa, a la que se accedía a través de un pequeño bosque. Aparcaron el coche enfrente de la casa, pues no tenía aparcamiento ni garaje, y después se dispusieron a instalarse.
Abrieron las ventanas para que se aireara la casa, abrieron las puertas, conectaron la luz eléctrica y el gas para darse una ducha calentita, etc. Llegó la noche y cenaron en la planta primera de la casa, en el salón con chimenea. Raúl se había esmerado en que todo resultara perfecto; había cocinado una cena estupenda, había comprado cava... Os podéis imaginar el escenario sin problemas.
Pero un grito se oyó en la casa y ambos se sobresaltaron. Se quedaron en silencio, aguardando otro ruido parecido para identificar qué demonios había sonado, pero nada se escuchó. Después del susto inicial, volvieron a relajarse y estaban ya riéndose de su reacción cuando otro alarido se oyó e inmediatamente después la luz se fue. Sin velas, ni linternas, Raúl resolvió ir hasta la cocina para ver si habían saltado los plomos, y Raquel, que es muy medrosa, de ningún modo se quería quedar sola. Llegaron a la cocina, que era donde estaba el cuadro de la luz. Curiosamente, sólo habían saltado las llaves que correspondían a la planta baja. Volvieron a subir las llaves de modo que la luz volvió, y regresaron al salón. Mi amiga Raquel aquí ya estaba bastante nerviosa.
Decidieron subir a la planta alta y dormir, Raúl comenzó a bromear para quitarle hierro al asunto, comentando que si Raquel tenía tanto miedo tal vez sería mejor dormir juntitos, y ella le tomó la palabra. Se fueron a la habitación de los padres de Raúl y allí estuvieron hablando un rato hasta que se quedaron dormidos. Raquel no tenía unos sueños muy dulces y en mitad de una pesadilla se despertó, y pudo ver la luz de una vela acercándose por el pasillo. Miró al lado de la cama y Raúl estaba allí, así que se empezó a asustar de veras.
Trató de despertar a su novio, que tenía el sueño muy pesado, mientras miraba por el rabillo del ojo y veía que la luz de la vela se iba acercando cada vez más a la habitación. ¿Por qué narices dejaríamos la puerta abierta?, se preguntaba Raquel. Gritó muy alto, Raúl se despertó finalmente, pero no había rastro de la luz misteriosa del pasillo. Raúl salió (aquí Raquel ya no le acompañó, prefería quedarse en el cuarto)y le juró que no había nadie, que seguramente estaba medio dormida aún y que había confundido la realidad con un sueño. Raquel estaba bastante segura de haberlo visto, pero si no había nadie en el pasillo ni en las habitaciones, ninguna ventana estaba abierta, su novio tendría razón. Así que se dejó convencer, pero tardó en dormirse. Tenía los ojos como una lechuza, Raúl se volvió a quedar dormido y ella empezaba a sucumbir al sueño cuando...Otra vez la maldita luz de la vela resplandecía desde el pasillo, esta vez Raquel estaba segura de estar despierta, y zarandeó a Raúl sin hacer ruido para que viera la extraña luz que se aproximaba cada vez más hasta el dormitorio donde estaban. Raúl esta vez sí vio la luz de la vela, y se quedó aterrorizado, pues no sabía cómo actuar. Raquel empezó a chillar muerta de miedo, la luz de la vela seguía acercándose, y ninguno de los dos se atrevía a ver quién o qué era el responsable.
Raquel en ese momento, cegada por el terror, se puso la ropa y cogió las llaves del coche, salió por la ventana, se tiró desde el segundo piso de la casa de campo(sorprendentemente no se rompió la crisma) y se quedó en el coche a dormir, pues lo único que podía hacer era pensar en la velita que se veía desde su habitación acercándose al dormitorio. Desde fuera de la casa no se veía ninguna luz y ya estaba pensando que era todo fruto de su imaginación cuando amaneció.

Con la luz del día a ella todo lo que había sucedido le parecía una estupidez de esas en las que uno reacciona desproporcionadamente, y se metió en la casa, gracias a una copia de las llaves que Raúl le había dejado. Mientras subía por las escaleras al segundo piso, dice que el miedo volvió a embargarla, pero que fue valiente y llegó hasta la habitación donde Raúl dormía. El estaba allí, durmiendo tranquilamente. A su lado, en la mesilla de noche, había algo que no estaba la noche anterior. Un candelabro.

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